29 de diciembre de 2007
El verdadero origen epiléptico del rock británico
El atormentado Ian, frontman de Joy Division, padecía epilepsia. Cada una de sus presentaciones fue una contracción muscular a la espera del corto-circuito espasmódico. Joy División era Ian Curtis y otros tres que repetían los mismos compases en diferentes velocidades siguiendo al vocalista, tal como lo vienen haciendo los ingleses hasta hoy. Todos mal alimentados y mal drogados coexistieron milagrosamente con sus extremidades.
Ian se casó a los veinte y algo con una chica de su pueblo, tuvo también una hija antes de los treinta. Anikk fue su fiel y cosmopolita amante belga, a ella le dedicó centenares de cartas explicativas de sus temores. Todo indica que la amó profundamente pero nunca abandonó a su mujer, claro hasta que decidió abandonarlos a todos. Curtis leía con devoción a Conrad, en sus canciones encontramos El Corazón de las Tinieblas, su novela predilecta en una nueva interpretación: La lucha entre la conciencia y el corazón. Tal como en la novela, Curtis enfrentó la vida como si comenzará el segundo tiempo con tres goles en contra. Escondiendo la cabeza, avergonzado de sus ataques en público, culpable de sus elecciones, deseoso de escapar con la chica que amaba y azotado por una paternidad irresponsable. Al igual que tantos otros su destino trágico estaba pintado en la historia universal del rock. No se pierdan la excelente película británica "Control", dirigida por Anton Corbijn, en blanco y negro, con no más de doce actores, con una banda sonora impecable. Como bonus track, luego de limpiarse los mocos al final, lean el "Corazón de las Tinieblas" que no tiene más de 100 paginas y todas nuestras vidas contenidas en él.
25 de diciembre de 2007
Autoayuda
Son dos las variables que generalmente te acercan a un libro. La principal es la recomendación autorizada, y segunda la tincada basada en una buena portada, una buena ubicación dentro de la librería o una huincha cautivadora.Cuando falla la recomendación, o no es posible conseguirla, para evitar la frustración vas por otro del autor o una versión endulcorada del original. No se imaginan el placer que produce cuando un cliente regatea una de estas novelas enmarcables y no lo lleva por que pensaba pagar un par de pesos menos. Al otro día regresa y con tu mejor sonrisa blanqueda le sueltas la banda sonora de la bookstore local: "Está agotado, le dije, pero usted no creyó".
Es así como Autoayuda, de Lorrie Moore, después de 20 años de su primera edición recién existen posiblidades de encontrar algunas copias. Pero, como en casi toda la buena literatura, estos veinte años nos prueban la vigencia de la académica escritora. Todos los cuentos que componen Autoayuda tienen un un nivel sobresaliente, y otros dos son imborrables, sobre todo el primero, "Como ser la otra mujer". La chica perfecta elabora un manual de como conseguir siempre al hombre de otra, o intenta descubrir la receta para que las que hacen de "otras" no cometan los errores básicos. Pero no es Brigit Jones, ni mucho menos. Es ácida y dolorosa, es una de esas que de verdad puede hacer tambalear un matrimonio "bien constituido", pero al final siempre se vuelve al redil de los santos. Con ese cuento los miserables de siempre ya debieran darse por pagados, pero la gringa te vuerle noquear dos relatos más tarde. Sumen Autoayuda a nuestro canon.
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