29 de diciembre de 2007

El verdadero origen epiléptico del rock británico


El atormentado Ian, frontman de Joy Division, padecía epilepsia. Cada una de sus presentaciones fue una contracción muscular a la espera del corto-circuito espasmódico. Joy División era Ian Curtis y otros tres que repetían los mismos compases en diferentes velocidades siguiendo al vocalista, tal como lo vienen haciendo los ingleses hasta hoy. Todos mal alimentados y mal drogados coexistieron milagrosamente con sus extremidades.
Ian se casó a los veinte y algo con una chica de su pueblo, tuvo también una hija antes de los treinta. Anikk fue su fiel y cosmopolita amante belga, a ella le dedicó centenares de cartas explicativas de sus temores. Todo indica que la amó profundamente pero nunca abandonó a su mujer, claro hasta que decidió abandonarlos a todos. Curtis leía con devoción a Conrad, en sus canciones encontramos El Corazón de las Tinieblas, su novela predilecta en una nueva interpretación: La lucha entre la conciencia y el corazón. Tal como en la novela, Curtis enfrentó la vida como si comenzará el segundo tiempo con tres goles en contra. Escondiendo la cabeza, avergonzado de sus ataques en público, culpable de sus elecciones, deseoso de escapar con la chica que amaba y azotado por una paternidad irresponsable. Al igual que tantos otros su destino trágico estaba pintado en la historia universal del rock. No se pierdan la excelente película británica "Control", dirigida por Anton Corbijn, en blanco y negro, con no más de doce actores, con una banda sonora impecable. Como bonus track, luego de limpiarse los mocos al final, lean el "Corazón de las Tinieblas" que no tiene más de 100 paginas y todas nuestras vidas contenidas en él.